Una gran polémica se ha generado alrededor de la Vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson en Estados Unidos. Ello de que lideres católicos de Saint Louis y Nueva Orleands le dijeran a sus feligreses que dicha vacuna contra el coronavirus tiene riesgos morales pues es producida utilizando una línea celular de cultivo derivada de un feto abortado.
En un comunicado emitido la semana pasada, la arquidiócesis de Nueva Orleans señaló que recibir la vacuna es asunto de consciencia individual. Además, recomendó escoger las vacunas elaboradas por Moderna o Pfizer.
Mientras que, la arquidiócesis de Saint Louis pidió a los católicos a buscar las vacunas de Pfizer o Moderna y evitar la de Johnson & Johnson, si es posible.
Tras ello, Johnson & Johnson emitió una declaración el martes en la que reiteró que no existe tejido fetal en la vacuna. La vacuna de Johnson & Johnson contra el COVID-19 se produce usando un virus inerte de la gripe, un adenovirus, con la misma tecnología empleada para producir una vacuna exitosa contra el ébola.
En diciembre pasado, el Vaticano dijo que “es moralmente aceptable recibir vacunas contra el COVID-19 que han usado líneas celulares derivadas de fetos abortados” en la investigación y en el proceso de producción cuando no hay vacunas “éticamente irreprochables”.
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