El legendario Colón de Santa Fe hizo historia en la Copa Sudamericana luego de vencer por 1-0 a Sao Paulo en el mismísimo Morumbí. La marca del sabalero registra el único triunfo de un equipo argentino en tierras brasileras por torneo internacionales. El único tanto del encuentro fue convertido por Matías Fritzler.
El conjunto argentino salió victorioso de un partido dominado totalmente por el Sao Paulo y ahora solo necesita de un empate en casa en el partido de vuelta, el 16 de agosto en la ciudad de Santa Fe, para avanzar a octavos de final, fase en la que ya espera el Junior de Barranquilla colombiano.
El Sao Paulo, que desperdició numerosas oportunidades de gol y fue el claro dominador del partido, presionó desde el primer minuto, pero se chocó contra la férrea defensa del Colón.
El club paulista, que en la primera mitad fue el que más controló el balón (64 % del tiempo), falló sus cinco finalizaciones mientras que el Colón tan sólo llegó una vez con peligro a la portería defendida por Jean.
Los locales, liderados por el ecuatoriano Joao Rojas y por el lateral Bruno Peres, intentaron principalmente por las puntas, aunque tuvieron grandes dificultades para llegar al área de los argentinos y fallaron numerosos cruzamientos.
Segundo tiempo
Las modificaciones aumentaron aún más la presión del Sao Paulo, en el que Nené y Diego Souza finalmente comenzaron a buscarse más y a patear desde lejos balones que obligaron a Burián a esforzarse.Pero cuando el Sao Paulo más atacaba, el Colón aprovechó su primer contragolpe en el segundo tiempo y, con un potente disparo desde fuera del área, Matías Fritzler abrió el marcador para los visitantes en el minuto 79.
Con la importante ventaja parcial como visitante a menos de diez minutos del final del partido, Domínguez sacrificó a Javier Correa para reforzar aún más la muralla defensiva con el volante Adrian Bastía.
Con todo el conjunto argentino metido en el área de defensa, el Sao Paulo, pese a los últimos esfuerzos de Nenê, no consiguió acercarse a la portería rival y tuvo que resignarse con la derrota en casa y con la expulsión en el último minuto del atacante Brenner.
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