Carlos Aranda durante un encuentro de San Fernando. (Foto: diario La Prensa)
Carlos Aranda durante un encuentro de San Fernando. (Foto: diario La Prensa)

Nicaragua es uno de los pocos países de Latinoamérica que no ha tomado medidas tan radicales para frenar el avance del temible coronavirus. De hecho, en ese país se estaban llevando a cabo diferentes actividades deportivas sin público: entre ellas el fútbol y el béisbol. No obstante, esta peligrosa postura ya cobró una nueva víctima: el pasado domingo, el entrenador de béisbol Carlos Aranda (55 años) perdió la vida a causa del COVID-19.

Según informaron medios locales, Aranda, preparador del equipo San Fernando, ya presentaba síntomas de coronavirus. No obstante, decidió ir a trabajar por temor de que lo despidiesen y porque los directivos de la Liga se opusieron a que se postergue el compromiso, tal y como lo habían solicitado los jugadores.

La necesidad pudo más

Esto último fue contado por el padre del fallecido, quien en charla con el diario La Nación de Nicaragua dijo que su hijo había recibido un consejo de su hermana de no viajar al estadio de Masaya, a 28 kilómetros de Managua, para enfrentar a los Indios del Boer. Pero la respuesta del entrenador deja ver cómo iban las cosas en el club. “Es mi responsabilidad. Tengo que ir, porque soy responsable, y si no, me corren y no me pagan”.

“Nosotros estábamos el sábado en el hospital viendo cómo sacaban cadáveres. Es una injusticia, una barbaridad, un salvajismo lo que están haciendo los dirigentes”, agregó el atribulado padre.

La prensa nicaragüense también informó que en el plantel de San Fernando al menos hubo nueve personas contagiadas, entre jugadores y entrenadores.

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