Rusia vuelve a jugar un mundial después de estar ausente por 12 años y tras la disolución de la URSS busca clasificar por primera vez a los octavos de final. Para ello deberá hacer frente a Corea del Sur, rival que ha jugado los últimos ocho mundiales de manera consecutiva, y espera arruinar la fiesta a los europeos.
Solo existe un antecedente entre ambos. Fue en un amistoso disputado en noviembre del año pasado en Dubái, con un resultado de 2-1 a favor de los rusos; no obstante, las predicciones y estadísticas quedan de lado en este torneo.
En tanto, los asiáticos piden a gritos repetir una actuación similar a la del Mundial 2002, donde fueron organizadores junto a Japón y en el cual rozaron la gloria al ocupar el cuarto puesto.
Sin embargo, para lograr tal proeza, Corea del Sur primero deberá revertir una dinámica negativa, ya que de sus últimos 10 encuentros en la competición solo ha conseguido el triunfo en dos de ellos (ante Togo en 2006 y contra Grecia en 2010).