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Escribe desde Brasil Omar Dávila
Desde muy temprano, a las afueras de Costa de Sauipe, centenares de obreros de construcción y empleados de los hoteles más caros de la zona norte de esta ciudad, alzaron su voz de protesta al encontrar injusto el hecho de que ellos no reciban las ganancias que para todos genera la realización del próximo Mundial Brasil 2014.
Provistos de banderolas y gritando a todo pulmón llegaron hasta la sede del sorteo del Mundial, pero fueron detenidos por un batallón del ejército brasileño y otro de la policía para evitar desmanes.
Más beneficios
Los obrero reclamaban un mejor salario y más beneficios, así como lo consiguieron sus pares de Qatar en negociaciones directas con la FIFA.
El reclamo se prolongó durante todo el tiempo en que se llevó a cabo la ceremonia.
La FIFA invirtió una fuerte suma de dinero en la organización de esta ceremonia, en esos gastos se incluye la construcción de la carpa, que es tan grande como un edificio de cinco pisos y tan larga como una cancha de fútbol. Este es uno de los motivos por los que el pueblo reclamaba parte de ese dinero.
Los asistentes miraron a distancia el alboroto, pero a pesar de ello, el espectáculo nunca se detuvo.