No existe derrota más dura que aquella que propina el propio cuerpo, ni dolor más grande que el abandonar a la batalla en plena guerra. Por eso las lágrimas de Neymar, luego de recibir un duro golpe en la columna, al abandonar el campo en el partido en el que Brasil derrotaba a Colombia y se colaba en semifinales. Por eso la rabia contenida de Ángel Di María al sentir un maldito tirón en la pierna derecha -que a la postre derivaría en un desgarro-, y saberse fuera del Mundial más esperado de su vida. Así, dos de las figuras más emblemáticas del Mundial sudamericano se despidieron de la competencia con más pena que gloria.
Ídolos rotos. Tanto Neymar como Di María eran piezas fundamentales en el esquema de sus selecciones. El brasileño era el llamado a convertirse en el mejor jugador del certamen, y el argentino se consolidaba como el compañero ideal de Lio Messi, la estrella albiceleste. Pero ellos dos no fueron los únicos.
En los 31 días de competencia, Hugo Almeida y Fabio Coentrao (Portugal), Ivan Mocinic (Croacia), Nigel de Jong (Holanda) y Héctor Moreno (México) tuvieron que decirle adiós al Mundial por sendas lesiones sufridas en el campo de juego, y abandonar el sueño mundialista mucho antes que sus selecciones fueran eliminadas. Felizmente, el fútbol siempre dará revanchas.