Con el ánimo por los suelos, Brasil y Holanda disputarán hoy el encuentro que nadie quiere jugar en un Mundial: el del tercer puesto.
Ya lo había adelantado Van Gaal en rueda de prensa: "Ese partido nunca debería ser jugado, lo vengo diciendo desde hace quince años". Y razón no le falta. Al campo saltarán dos equipos descompuestos física y anímicamente.
Por un lado estará una canarinha golpeada en el orgullo y criticada por la estrepitosa derrota ante Alemania, que además dejó en evidencia todas las carencias del equipo de Scolari; mientras que en el otro bando estará una selección holandesa tocada en lo físico después de haber disputado 120 minutos de partido tanto en las semifinales como en los cuartos de final del torneo.
Por tal motivo, ambos seleccionadores evalúan hacer algunos cambios en sus oncenas.