Arjen Robben rompió el maleficio de no poder ganar finales. Anotó el 2-1 con que el Bayern Munich derrotó al Borussia Dortmund y coronarse campeón de la Liga de Campeones.
El holandés que tenia la espina clava que en la edición anterior perdiera la final ante el Chelsea, rompió en llanto como desahogo de esa frustración.