No era el candidato de muchos pero ellos se encargaron de cambiar la historia. Italia se encumbró en lo más alto cuando la mayoría del aficionado futbolero pensaba que Brasil ganaría su primer título mundial en tierras europeas o Alemania se haría fuerte en casa. Los azurri con fuerza y efectividad se bañaron en gloria por cuarta vez en su rico palmarés.
Todo empezó con una victoria sobre Ghana por 2-0, luego la igualdad ante Estados Unidos dejaba un poco de dudas que se despejaron con el triunfo sobre República Checa para clasificar a los octavos de final en el primer lugar de su grupo con 7 unidades.
Australia aguardaba por los azurri que en el último minuto con un penal dudoso facturado por Totti, se llevaron el triunfo y la clasificación a cuartos. Ahí se encontró con la difícil Ucrania a la cual venció sin atenuantes por 3-0. En semifinales, bregó duro para vencer a la local Alemania ya que fue necesario ir a tiempo suplementario para sellar el pase a la gran final.
Ante la Francia de Zidane, Italia tenía una misión con su historia y con su pueblo que era la de llevar por cuarta vez un título mundial. Zizou adelantó a los galos pero Materazzi igualó las acciones. Luego en los penales, los de Marcello Lippi fueron más efectivos que los franceses y se llevaron la Copa con el tanto de Fabio Grosso.