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El motor y sentido de la vida es el amor de la familia, ese soporte que estará contigo y te acompañará en los buenos y malos momentos.
Para Ricardo Gareca no fue fácil tener que emprender un proyecto con la selección peruana dejando lejos a su familia, sin embargo, adquirió la responsabilidad y entendió la necesidad que tenía nuestro país de percibir cambios en el fútbol peruano. Esa decisión fue un gran sacrificio que obtuvo como premio, la clasificación al Mundial de Rusia 2018, sellando con broche de oro, su destacado trabajo de 2 años.
La importancia que tiene la familia para el ‘Tigre’ fue fundamental en todo este proceso, pues no todo se presentó color rosa. También hubieron momentos críticos en los que el estratega argentino, necesitó de esa fuerza vital para continuar.
Fueron parte de la historia
La esposa de Ricardo Gareca, Gladys Hartintegui y su hijo, Milton, acompañaron al estratega argentino en el partido soñado, pero fue su compañera de vida, quien lo sorprendió al volar a Lima para acompañarlo en este importante momento. Ambos pudieron ser parte del hito que marcó la selección peruana luego de 35 años de no clasificar a un Mundial. Aunque el ‘Tigre’ siempre ha mantenido en total privacidad su vida personal, nunca dejó de manifestar el amor y la importancia que le tiene a sus motores.
Fue Milton, su primogénito, quien se mantuvo fiel en cada fecha doble de Eliminatorias, sintiéndose un peruano más. Él habló tras el partido mostrando una gran emoción por el éxito logrado por su papá.
“No hay palabras para describir esto. Es una alegría inmensa y un orgullo por el trabajo que ha logrado todo el grupo. Lograron formar algo maravilloso, es un grupo unido y es difícil poder formar eso. El público nunca dejó de apoyar, los muchachos tampoco, este trabajo requiere de pruebas constantes y todos tuvieron la capacidad para afrontarlas de la mejor manera”, mencionó.
