El ambiente y la previa que se vive para el duelo entre la selección peruana y la argentina cada vez va adquiriendo un clima de ansiedad para algunos, y de preocupación para otros, pues el partido de la fecha 17, será un encuentro de vida o muerte, donde solo uno de ellos seguirá en pie de lucha buscando la clasificación al Mundial de Rusia 2018.
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Por el lado de Argentina, la prensa y los hinchas mantienen la preocupación de que una derrota (que es posible), los dejaría con la única chance de ver la Copa del Mundo por televisión. Por ello, están buscando de alguna u otra forma, hacer las cosas bien para no tener lamentos al final del partido ante Perú.
La Bombonera será el estadio testigo de la alegría de algunos y el lamento de otros, pero el estadio de Boca Juniors mantiene una historia que sus aficionados no han podido olvidar hasta el momento y tiene como protagonista principal al técnico de la selección peruana, Ricardo Gareca.
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Argentina, 1984. Boca Juniors pasaba por una crisis económica debido a lo que dejó el pase de Diego Maradona a Europa, jugando por Barcelona y Napoli, en ese año, además de otros problemas por deudas. Los jugadores de ese entonces, incluido Ricardo Gareca, no llegaban a cobrar su sueldo, en ese entonces, hasta 7 meses aguantaron la irregularidad de la dirigencia al no recibir mensualidad alguna.
Muchos de los futbolistas de Boca Juniors de 1984 como José Berta, 'Cacho' Córdoba, Óscar Ruggeri, Ricardo Gareca, Hugo Alves, Randazzo, Mouzo y Krazouski, llegaron al extremo de realizar un huelga absteniéndose de jugar algunos partidos con el cuadro argentino. Todos ellos quedaron suspendidos pero la necesidad de volver a tenerlos en el equipo y el llamado que la selección argentina realizó para los partidos que iba a tener en Europa, sometieron a la dirigencia a levantarles el castigo y hacer como si nada hubiera pasado.
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Óscar Ruggeri y Ricardo Gareca fueron los dos convocados de Boca Juniors a la selección albiceleste de ese entonces, donde disputaron 11 partidos amistosos. Luego de ello, volvieron a sus clubes. Sin embargo, ambos futbolistas decidieron dar un ultimátum a la dirigencia de Boca donde pedían que se les aumente la cantidad que normalmente les pagaban. Héctor Martínez Sosa, tesorero del cuadro xeneize, decidió darles un bono para salir de la condición que ambos jugadores le habían propuesto, pero pasó un tiempo y era el momento de que el comando técnico y la administración haga la lista de renovación de jugadores, donde Ruggeri y Gareca estaban incluídos. Los dos no querían más irregularidades y decidieron pasar a River Plate, el clásico rival de Boca Juniors. Desde ese momento, el rencor del hincha argentino de Boca hacia Ricardo Gareca se mantiene, pues ellos lo toman como una traición a los principios y al amor al equipo.
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