Hubo un día, en 2003, en que no salió con la ‘10’ en la espalda, ni con la ‘17’ que lo acompañó por casi toda su carrera. Fue un 23 de febrero, día como hoy, que saltó al campo con la número ‘7’ sobre la camiseta de la . Era su debut, con 18 años y un futuro prometedor, en el equipo de todos, y lo hizo a lo grande: anotando y sentenciando un triunfo.

Tras debutar en 2001 con los colores de y ganar el título del mismo año, ‘Jeffry’ fue elegido como el jugador revelación del torneo peruano en 2002. A la par, había defendido a nuestro país en la sub-17, la sub-20 y en los Juegos Bolivarianos del 2001, donde trajo la medalla de oro al Perú. Así que su llamado a la selección adulta era más un pedido nacional que otro tiro al aire con un juvenil.

Entonces, en 2003, en el inicio de la era de en la blanquirroja, la ‘Foquita’ entró por primera vez al campo con la ‘sele’. Y con todos los ojos puestos sobre él, hizo lo que siempre hizo bien: destacar, porque él es como esos actores que entran a escena e inmediatamente consiguen la total atención, tiene el don de ser la estrella.

Y tras un pase largo, Farfán se quitó la marca de la defensa rival y entró al área, y cuando ya tenía al portero encima, la tocó sútilmente para ‘sombrearlo’ en los minutos finales del partido ante Haití (amistoso) del 23 de febrero en Matute. El resultado fue un claro 5-1 (antes habían anotado Antonio Serrano, José Soto dos ocasiones y Jorge Soto).

La celebración fue simple: su sonrisa de siempre y los abrazos de los compañeros. Ese mismo año, marcó su primer gol en una Eliminatoria (Alemania 2006) y volvió a ganar el título en Alianza Lima. El resto, es historia, o en su caso, es película. Así, Farfán enseñó que pese a llevar la ‘7’, ‘17’, ‘10’, o con la ‘9’ sobre el rostro, su talento siempre fue magnífico.