Le dicen ‘Enano’ pero en la cancha, tirando una diagonal, rematando al arco y entregando la camiseta empapada de esfuerzo al utilero después de los noventa y pico minutos de juego, su figura se agiganta. Ricardo Gareca, tan alto y flaco como Gandalf, seguramente no disfruta demasiado de la serie de historias del británico Jonh Ronald Reuel Tolkien, que fueron llevadas con tanto éxito al cine en las diferentes versiones del “Señor de los anillos”. Lo decimos porque, tranquilamente, ahora que los Yordys y Pulgas son un reiterado intento fallido y cuando la gente ya no quiere escuchar más ‘cuevadas’, podría haber notado que en Universitario de Deportes existe un Hobbit del gol.
En el clásico 363, el técnico aliancista Pablo Bengoechea, casi un especialista en ganar este tipo de duelos, se fundió en un abrazo con su exjugador y por poco le canta una parte de ‘El triste’, tema del ya legendario José José: No sé si vuelva a verte después, no sé qué de mi vida será, sin el lucero azul de tu ser, que no me alumbra ya…
Alejandro Hohberg, por momento, por inventiva, por lo que transmite en el campo trajeado de crema, hace rato que merece más que una mirada a su Facebook por parte del entrenador de Perú que, además de director técnico, es fundamentalmente un ‘seleccionador’ y, en esa idea, debería siempre saber aprovechar los picos de rendimiento de los jugadores peruanos.
El domingo, en la linda fiesta vivida en el Monumental, donde la alegría crema fue tan grande como el penal no cobrado por el buen árbitro Joel Alarcón tras la falta de Aldo Corzo, la ‘U’ encontró un nivel sostenido en elementos como Barreto, Alfageme, Carvallo, el propio Corzo y por supuesto Hohberg, que terminó sacando petróleo de un lateral para, con complicidad de Gallese, dejarle el gol servido al ‘Chiquitín’ Quintero. Se fue Denis y Universitario extraña a un referente de área porque Osorio está, todavía, como una gelatina recién preparada: sin cuajar. Entonces Hohberg por izquierda, por derecha, sobrando por el medio, se las arregla solo para complicar. Es una de las razones para que el equipo de Comizzo, que defiende mejor de lo que ataca, sea cómodo líder del Clausura y empiece a ilusionar al hincha crema.
Pensar que algunos directivos de Alianza, cuando el atacante decidió mudarse a la vereda de al frente, lo trataron como un jornalero más que se ganó un sueldo en Matute sin mayores méritos. Bueno, hoy Alianza tiene dos uruguayos arriba que corren, meten, pero la pregunta -se la dejo como tarea, para que Ud. la conteste- es, ¿Juegan?...
El nieto de Juan Eduardo, leyenda del histórico Hungría-Uruguay del 54, es de esos futbolistas que parecen venir con certificado de garantía y marca registrada para jugar en la ‘U’. Sabe que no llegó de paseo ni para hacer amigos, él llegó para luchar por el máximo objetivo.