vs. | A su manera, esta crónica es muchas crónicas, pero sobre todo es dos. El lector queda invitado a elegir una de las dos posibilidades siguientes: la primera se deja leer de forma corriente (de 1 al 14), y la segunda se deja leer desde el segundo párrafo (2) y siguiendo el orden que se indica al pie de cada uno. Juegue.

(1) El canto subía los escalones, los bajaba, cruzaba el campo y lo cubría de crema y guinda. «Vamos, merengues, que tenemos que ganar...». ¡Música! Melancólico alimento para los que vivimos de amor. (ir al 13)

(2) Entonces, impulsado por el acompañamiento musical, la puso segunda de arranque, y salió a presionar, a apretar, a encerrar a en cada salida y cortar sus circuitos. Los merengues corrían y corrían, y en medio del gran desorden, era el veleta, que al final de tanta vuelta, señalaba el norte y sur. Así llegó el primer aviso de ‘Ale’: un disparo, tras huacha a Fuentes, y una salvada de . (ir al 6)

(3) Mientras tanto, Alianza Lima lo intentaba sin éxito. Estaban cerca y lejos al mismo tiempo, entre uno y otro parecía un diálogo de sordos. Quisieron intentar por la derecha, y se olvidaron de Alexi Gómez, quien fue prisionero de la banda izquierda y nunca tuvo el balón cuando lo merecía. Sus tiros eran con una rosa en vez de bala, por decirlo así: balones al área crema fácilmente controlados por la defensa. (ir al 7)

(4) Los ataques continuaban siendo merengues, cada balón a mediocampo era recuperado y depositado por default en el pie de Dos Santos y compañía. Los hilos del partido llevaron a otro tiro de esquina de Alejandro Hohberg, que hizo la pared con y envió el centro al área. Butrón pudo rechazar, y fuera del área, Barco apareció para acomodarse y meterla de nuevo. De pronto, la presencia de Aldo Corzo fue viniendo como el sol en la ventana, entraba de a pocos, quitándonos la sombra, y cabeceó. (ir al 5)

(5) Entonces, un lejano acorde se instaló en el aire al alcance de las manos. «Goooool...». lo había logrado. Era el 1-0 en arco de Leao. Y corrió a Norte, saltó a las rejas, abrazó imaginariamente a los miles de hinchas, a la mitad más uno del Perú. Luego, se arrodilló, miró al cielo y le dio las gracias a Dios. (ir al 3)

(6) Y Alianza Lima aún sufría. Quiso ser más directo, pero detrás de toda acción había una protesta. En todo acto había la admisión de una carencia. Y ser directo significó, entonces, renunciar a llegar jugando, al toque. (ir al 4)

Intenso y bonito

(7) Antes de ir al descanso, al fin vieron a Alexi Gómez por izquierda, a quien nunca marcaron bien y no aprovecharon. Entonces, lanzó el centro al área, pero Da Silva la tuvo, y ese segundo, donde el hincha se ahogó en un absorver simultáneo del aliento, fue una instantánea muerte bella, pues la envió afuera, muy afuera. (ir al 9)

(8) Y el partido se calentó, el estilo de ambos no cambió con el paso de los minutos, pero sí el carácter. Y comenzaron los golpes, las faltas, las discusiones, la fricción, las tarjetas. (ir al 11)

(9) La ‘U’ seguía presionando arriba y, poco a poco, Alberto Rodríguez se hizo gigante. Fue silbado cada vez que tocaba el balón, pero la experiencia lo hizo ajeno a todo lo que sucedía fuera del campo. Sufría de a ratos, pero era la única salida casi decente. (ir al 8)

(10) Al frente, Rafael Guarderas salía entre palmas, cobrándose la revancha del castigo en redes que pasó esta semana. (ir al 12)

(11) Pablo no entendía qué le pasaba a su equipo, no podía hallar el camino. Había perdido su batalla ante ‘Goyo’ Pérez: el pupilo no pudo vencer al maestro. Y para hacer más trágica su tarde que terminó en renuncia, se fue expulsado. Roja. Adiós a todos y así se despidió del país. (ir al 10)

(12) Pero, había tiempo para más. Millán y Urruti, ingresantes en el complemento, se vieron y se hallaron. Andaban sin buscarse pero sabiendo que andaban para encontrarse. ‘Tito’ se metió al área y Cruzado lo echó: penal para Universitario. (ir al 1)

(13) Entonces, Dos Santos y Butrón se vieron cara a cara, con doce pasos de distancia. Durante un tiempo infinito (que fue solo segundos), se estudiaron. Y pasó un largo segundo, un segundo sin término entre uno y otro, pero el final fue hermoso. Pues un gol es un punto y aparte, uno lo grita y se puede empezar otro párrafo. (ir al 14)

(14) Y corrió a gritarlo con los hinchas. La paz de un solo enorme corazón latiendo para todos, asumiéndolos a todos. Era el 2-0 y lo que pasó después fue mero trámite. Se ganó, y ganar sana.///

***Nota del autor: “El verdadero y único personaje que me interesa es el lector, en la medida en que algo de lo que escribo debería contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a enajenarlo...”