«No merecíamos sufrir como se sufrió», buscó disculparse el técnico de , -y también excusarse- luego del 3-2 ante Ayacucho FC, que por poco terminaba en un 3-3. Nadie le discutió. El triunfo y ser primero, con , disimuló todo y desvió la atención. El hincha le agradecía otra vez, los críticos se emborracharon de júbilo ante la posibilidad de un nuevo clásico. Pero nadie, nadie, pensó que los cremas solo habían ganado uno de sus últimos seis partidos, que recibieron seis goles en tres cotejos y que así, el título terminaría más siendo un premio que un logro. Porque ante UTC, solo se definió eso: la ‘U’ no está bien.

«Este sacrificio que y yo hacemos lo haría cualquiera del equipo», fueron las palabras que alegraron al hincha. lo tenía claro. Había jugado para su selección el viernes y viajado en la misma noche a Lima, igual a lo que hizo Corzo. Y tal vez fueron dos de los mejores de la ‘U’ este duelo, porque representaron lo que nadie puede discutir de este equipo: sacrificio, compromiso y decisión. Pero si el resultado se mide en ganas, el fútbol no sería más fútbol. Es más que eso.

«En estas dos últimas fechas, no podemos dormirnos», advirtió Quina. Lo había dicho antes de ir a Cajamarca. Y no, la ‘U’ nunca se durmió en ganas, porque anotó, se hizo superior, y nunca dejó de ir hacia adelante. Quintero sacó provecho del error de Deza (31’) y abrió las puertas a la esperanza y la ilusión. El 0-1 y la expulsión de un zaguero rival prometían lo esperado: el triunfo. Y fueron en busca de eso, con Hohberg muy incisivo pero impreciso, con dos errores arbitrales, pero con mucho deseo. Porque este equipo no avanza, empuja. Pero, pese al aviso de Quina, se durmieron en ideas. Y, al menos en el segundo tiempo, UTC se expandió tanto y Universitario se encerró tanto que el club con 10 parecía otro.

Dolor merengue

«El que no sume le dice adiós al campeonato», declaró hace unas semanas. Y la ‘U’ sabe ello. Pasó de estar cinco puntos arriba a dos abajo. Pasó de tener todas las opciones del Clausura a tener las más mínimas. Pero no corrige sus errores o, si prefieren ser positivos, no tiene suerte. Su único ‘9’ en el equipo se lesionó, sus tiros se iban demasiado cerca, que el hincha debe haber gritado más “ufff” que “goool” este año, y su desesperación crecía al ritmo de sus errores. Y lo peor es que no les bastó con no aprovechar el hombre de más, tuvieron que equiparar las cosas (Cabanillas se fue expulsado), confiar en una posición adelantada que no fue cobrada y ver cómo anotaba el 1-1 frente a los ojos atentos de Vásquez.

«Tenemos la fe intacta», confesó . Declaró sin saber que pasarían a esta situación tan dura de tener que ganar en la última fecha y esperar que Sporting Cristal y caigan en provincia. Y sí, en el fútbol no hay nada escrito, y la esperanza debe existir siempre, y el apoyo también. Pero, al menos en esta última semana, no dejemos que la emoción nos esconda lo real: la ‘U’ no está bien. No lo está hace mucho. Porque este empate no le quitaría el título, lo haría su derrota ante ‘Muni’, el 1-1 frente a Cantolao, que Mannucci gane en el último minuto, etc. La ‘U’ no está bien pero quiere aparentar que sí lo está. Y eso es lo peor, que se ha vuelto presa de sus palabras.