Qué difícil es rivalizar ante un hermano y saber que tienes la posibilidad de darle una mano, motivado por esa misma sangre que corre por sus venas, pero que no lo puedes hacer, ya que alcanzar la gloria solo se podrá si hundes al otro. Sabiendo esto, Marcelo Vivas y Claudio Vivas se pararon uno frente al otro, decididos a comandar a su respectivo club al triunfo que le dé el pase a cuartos de final de la Copa Bicentenario. Pero, durante el partido entre Sporting Cristal y Sport Boys, cruzaban miradas y sonrisas. Solo dos años de diferencia los separan, han laborado y vivido juntos, y deben conocer el secreto más íntimo del otro.
ESCRIBE: RENZO MORALES ROJO
Para Claudio, ganar era indispensable. Venía de perder frente a Alianza por el Clausura y de ser eliminado de la Sudamericana ante Zulia; por lo que, continuar con vida en esta Copa era su única oportunidad de apagar las críticas y de aumentar las posibilidades de celebrar un título a fin de año. Pero, era Marcelo el que urgía más de una victoria. La ‘Misilera’ está complicada con la bajay necesita ya un impulso de ánimos que los incentive a sacar adelante los partidos restantes y darle una alegría a sus alicaídos hinchas y espectadores.
A diferencia de las peleas de niños, normales entre dos contemporáneos hermanos, Claudio tenía mejores armas esta vez y estaba en ventaja. Así que salió con agresividad, tal como debió haberlo hecho infinidad de ocasiones en su juventud. Intentó y probó, pero Marcelo no es tonto, por algo es dos años mayor, y supo controlar los ataques de la escuadra bajopontina. Tuvo que suceder un pase en profunidad y entre líneas para superar la bien parada defensa rosada: Pacheco recepcionó, ganó en potencia y definió prolijamente. Antes había intentado, junto a Távara, de fuera del área sin éxito.
Marcelo miró en dirección al lugar donde se ubicaba Claudio, como quien intenta mandar una señal con los ojos, una técnica a la que deben haber recurrido un sinfín de veces para esconder un mensaje, un secreto frente a una mirada acusadora. Que difícil es notar que descrubiste la manera de liquidar a los tuyos y que no puedes avisarle de ello. Que no puedes decirle: “Hey, mejora tu volante”, “Defiende por aquí” o algo por el estilo.
No se perdonaron
Al inicio de la segunda mitad, fue Marcelo quien atacó. Su juvenil, Gonzales Zela, puso el empate con un golazo de fuera del área y celebró emulando a Guerrero. Me imagino a Claudio hablando en el entretiempo sobre cómo jugar con el resultado a favor y la desesperación del rival. Pero, un hermano también nos arruina el plan. Aunque, el técnico rimense no tardó en responder: Gerald Távara puso el 2-1 y otra vez se ponía arriba en el marcador.Pero era Marcelo quien había entendido a su hermano y Boys mejoró en la segunda mitad con un Reimando Manco inspirado y Gonzales Zela y Peralta trajinadores e incisivos. Fue tanta la insistencia que ‘Rei’ se provocó el premio: un penal clave para que el colombiano ponga el 2-2. En 71’, Claudio y el DT de la rosada volvieron a cruzar miradas: faltaba poco y ambos sabían que iba a ser a muerte súbita. En aquella mirada, tal vez, intentaban pedir disculpas adelantadas.
El duelo acabó igualado; sin embargo, todo aquel que tenga un hermano sabe que debe haber siempre un ganador y la tanda de penales lo definiría. Luego de los cuatro tiros de ambos, era un 3-3: Urquiaga, Ross y Gonzales anotaron, y Mondragón erró. Mientras que Ortiz, Cazulo y Palacios marcaron para Cristal y la falló Merlo. Los dos tiros finales eran de Lobatón y Peralta.