Cuánto hubiese querido que este partido no apto para cardíacos haya alargado su pitazo final, porque noventa y cuatro minutos quedaron cortos, ya que el Clásico del Sur fue electrizante de principio a fin. Y todo empezó cuando este Cienciano de Marcelo Trobbiani compagina sus jugadas en campo rival. Los del Cusco tienen un fútbol verticalmente peligroso, y de seguir así se convertirá en candidato al título. A los 13, los imperiales celebraban su primer gol cuando Mauricio Montes habilitó al colombiano Villarreal, quien de potente zapatazo marcó el 1-0. Los mistianos se animaron tras este gol y se fueron encima de Cienciano, pero no se imaginaron que en la búsqueda del empate dejarían vacíos en la zaga, que bien pudieron aprovechar los delanteros de Trobbiani. Sin embargo, en una jugada maradoniana, el argentino Juan Cavallo aumentó el marcador al evadir a casi toda la defensa rojinegra -con arquero incluido- y definir a los 45. El complemento fue todo en favor de Melgar. El café amargo de Claudio Techera despertó a sus jugadores. Se cuidaron en defensa y salieron al ataque con un Cachete Zúñiga cazando los balones en área imperial. Precisamente el capitán arequipeño colocó el descuento a los 19. Y todo gracias a Gárate, quien ya había ingresado y peleó un balón al golero Vegas. Fue el mismo Gárate quien, a tres minutos del final, aprovechó un pase de Aubert, y colocó el ansiado empate al colocar una pelota imposible para Chilavegas. Y cuando el público quería ver más goles, el árbitro Magallanes pitó un final nada esperado.