Quizá un triunfo hubiese sido la coronación perfecta de un tanto soberbio. Tal vez, la inclemencia del azar y del clima le impidieron hablar largo y tendido de una definición sublime a poco más de treinta metros de la portería. Y es que tras el 1-1 en Huancayo, a Mauro Guevgeozián no le quedó más opción que correr y refugiarse en el bus que trasladaría a los victorianos de vuelta a Lima ante la lluvia y el granizo.
Fue un bonito gol, pero lo que más importa es que sumamos un punto en una cancha que es bien difícil para lograr un buen resultado, comentó el uruguayo.
En pie de lucha
Agradezco el cariño de los hinchas, afirmó el uruguayo, quien fue ovacionado por la afición aliancista, que se hizo presente en el estadio de Huancayo. Su tanto los había encandilado tanto, que hasta los estragos del frío y la altura quedaban de lado por los cánticos. El artillero, respondía con una determinación a seguir luchando.
No vamos a bajar los brazos. Seguimos en la lucha, profesa en forma de promesa y busca enseguida un remate: Es impresionante terminar jugando en estas condiciones. Primera vez que me pasa.