Alianza Lima echó un buen número de jugadores (la mayoría acabó contratos y no se extendió el vínculo por bajo rendimiento) y su gerente Gustavo Zevallos pensó que no sería tan complicado armar un plantel competitivo para el 2017, pero todo viene jugando en su contra -incluso- tener lejos al técnico Pablo Bengoechea que debería estar trabajando ya codo a codo por hacer un equipo fuerte y no solo con simples charlas telefónicas o por Skype.
Escribe: Elkin Sotelo Conde (elkinsot_DT)
A la gerencia deportiva se le han escapado varios jugadores en las últimas semanas. La excusa siempre será que las diferencias económicas no se lograron subsanar y que Alianza Lima no se encuentra en un momento en el que puede competir contra ofertas de otros clubes por los mejores jugadores. Sin embargo, esto sí lo hizo en el 2016 cuando le pudo arrebatar a Lionard Pajoy a Sporting Cristal, Johnnier Montaño a FBC Melgar o a Luis ‘Cachito’ Ramírez a Deportivo Municipal, aunque con los meses no hayan sido el aporte que se deseaba.
Alianza Lima sumó un año más sin títulos y la presión aumenta, pero la agresividad por contratar jugadores disminuye. Probablemente un caso especial sea el de Aldo Corzo, jugador al que la ‘U’ se lleva por más de 20,000 dólares al mes y Zevallos rechazó competir por considerar que no era un puesto que sería decisivo a la hora de los partidos. Es una apuesta que solo el tiempo se encargará de verificar.
En el lote de jugadores que se le han ido escapando a Alianza por falta de agresividad y decisión (¿será que tantas cabezas y mentes brillantes en el Comité de Fútbol blanquiazul nunca logran ponerse de acuerdo?) están Salomón Libman, José Carlos Fernández, Alejandro Hohberg, Pedro Requena, y se sumarían Iván Santillán y Alberto Rodríguez si es que no se da un golpe de autoridad al tratarse de Alianza Lima.
No es solo por el hecho de ser la institución más tradicional del fútbol peruano; Zevallos y Renzo Ratto están en la obligación de comprender que es necesario competir e invertir bien en el torneo doméstico para que las utilidades sean mejores año a año. Si el mensaje sigue siendo “competiremos con lo poco que tenemos”, lo que se viene serán tribunas vacías, jugadores inconformes, frustraciones y probablemente un año más en el fracaso.
Alianza en sus divisiones menores todavía no se recupera del cataclismo que significaron las gestiones de Pocho Alarcón y Susana Cuba que vendieron por monedas a todo chico con mínima proyección sin que haya completado un buen proceso de formación. Así es que mirar con optimismo a las canteras en este momento puede ser frustrante. Posiblemente en 3 años recién empiecen a aparecer nuevos valores que den la talla en el equipo profesional. Eso sí, siempre y cuando no se descuide el trabajo formativo en lo deportivo e integral.
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— Diario El Bocón (@elbocononline) 20 de diciembre de 2016