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Alguna vez escuché de un referente aliancista la siguiente frase: “Cualquiera no puede estar en Alianza Lima. No es fácil ser un íntimo de verdad para poder entender la idiosincracia de la institución”.
Escribe: ERNESTO CAVAGNERI
Los tiempos han cambiado. El fútbol responde a otras exigencias que tienen que ir de la mano con el desarrollo comercial de las instituciones. Alianza Lima es una lágrima porque desde hace tiempo no hay orden institucional, todavía hay gente que cree ciegamente que los partidos se ganan con el peso de la camiseta. Eso ya cambió. Por lo general en el fútbol competitivo de hoy, el equipo que tiene dinero y lo invierte bien, siempre está peleando cosas importantes.
El pésimo momento de Alianza Lima no ha sido exclusividad de Gustavo Roverano. Le cortaron la cabeza porque alguien tenía que inmolarse ante la catástrofe. En el Perú las cosas se hacen tan mal que aquellos que propusieron las administraciones temporales en los clubes, deben morirse de la vergüenza. Los funcionarios que llegaron a los clubes grandes, engordaron su cuenta bancaria, pero dejaron a las instituciones en la misera total.
La reflexión no era mala: “Si saben de finanzas y administración ordenarán el club”. Nada de nada. Fueron un desastre absoluto y encima no sabían cómo es el fútbol peruano desde sus entrañas.
Gustavo Roverano ha manchado su curriculum porque sin experiencia y sin plantel asumió un reto condenado al descalabro en Alianza Lima.
Hay que saber poco o casi nada para creerse el cuento de que con este equipo Alianza Lima podía ser protagonista. Gustavo Roverano fue poco cauto y tomó las riendas de un equipo discreto, sin armas para pelear cosas importantes. Espero que la emoción por llegar rápido a un equipo importante haya confundido al exgolero y por eso asumió en el momento menos indicado. Error de principiante, dirán algunos. Pero él siendo uruguayo, igual conocía el manejo de la interna en Alianza Lima. Debió sumar criterios, hablar con su almohada y no agarrar el fierro caliente. Ahora todos hablan mal de su labor, pero nadie repara que primero debió aprender a gatear, luego caminar y después tratar de trotar. En el fútbol siempre es bueno quemar etapas antes de salir incendiado.
Alianza Lima es un desastre y Roverano tuvo que irse por el tejado. Una pena. Hoy se confirmó eso con la derrota ante Cienciano. Ya sin Roverano y con Francisco Pizarro a la cabeza.
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#PaoloGuerrero: El infantil gesto que le costó la roja ante #Gremio [VIDEO] ►►► https://t.co/58OU0yZsno pic.twitter.com/9CITDyYaab— Diario El Bocón (@elbocononline) noviembre 1, 2015