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Cuando hablamos de figuras en Alianza Lima, todos apuntan a Alejandro ‘Manguera’ Villanueva, Pedro Pablo ‘Perico’ León, Víctor ‘Pitín’ Zegarra, Teófilo ‘Nene’ Cubillas y quizá muchos no citan a César Cueto Villa, el denominado ‘Poeta de la zurda’, quien con su ingenio, rapidez mental, pases como con la mano y gran técnica y habilidad para manejar el balón hizo famosos a muchos delanteros del cuadro blanquiazul y gozar a la hinchada ganando tres títulos.
César, ¿cómo llega a Alianza Lima?
Un día el hermano de ‘Babalú’ Martínez, Fernando, que vivía en la misma cuadra que yo, en la cuadra 2 de Próceres en el Rímac, me llevó a Matute porque había una prueba. Recuerdo que tenía 11 o 12 años, jugué como puntero izquierdo y el ‘Cholo’ Castillo me vio y me dijo que me quede. De ahí, me fui a jugar a mi barrio porque antes los equipos en menores solo se juntaban los sábados para jugar, no entrenaban toda la semana como ahora. Disfruté de muchos títulos en calichines, infantiles y juveniles, hasta que me subieron al primer equipo.
¿Qué edad tenía cuando llegó a Primera?
Tenía 16 años. El primer día que llegué a Matute a entrenar con el equipo profesional estaba nervioso porque tenía al frente a jugadores a los que había visto jugar y sentía respeto como ‘Perico’ León, ‘Pitín’ Zegarra, Julio Baylón y Teófilo Cubillas. Era algo impresionante. Ahí empezó mi parte de aprendizaje y le fui agarrando cariño al club, al DT, a mis compañeros que eran unos verdaderos monstruos. Primero jugaba 20’, luego 30’, 35’, 45’, hasta que jugué un partido completo. Recuerdo que me hicieron un contrato por tres años como ‘9’.
¿Y no tenía miedo de jugar con tanta gente mayor?
Para nada, si yo en mi barrio cuando era chico jugaba contra gente de 16 o 18 años y siempre salía bien librado. Además, de pequeño jugaba los torneos del diario ‘La Prensa’ con el Zaragoza del Rímac y el Player. Me respetaban.
Pero lo prestaron a otros clubes, ¿no?
Sí, el 71 quedamos segundos y de ahí me mandaron al José Gálvez con otros jóvenes de Alianza y ahí jugué de ‘10’. Ya tenía 19 años, luego pasé a Municipal, donde hubo problemas con los pagos y el 75 regresé a Alianza Lima. Y ese año logra su primer título nacional... Sí, quizá la gente no habla mucho de ese equipo, de ese título porque recuerda más el bicampeonato del 77-78, donde estuvo Cubillas, Sotil y La Rosa. Pero ese equipo del 75 también tenía grandes jugadores como ‘Caíco’, Duarte, Salguero, Castillo, Rojas Velásquez, Juan José Ávalos, Gómez Laynes y Augusto Palacios, entre otros.
Recuerda alguna anécdota en Alianza...
Soy muy poco de hablar de anécdotas, pero te puedo contar que cuando entré al primer equipo nosotros cobrábamos en sobre, en una oficina que quedaba por la Plaza Manco Cápac y un día Ruperto Albarracín, que era uno de los experimentados del plantel, me dijo ‘vamos, te acompaño’. Y nos fuimos caminando desde Matute. En el camino él me fue hablando y aconsejando, me dijo que me cuide, que no me olvide de mis padres, luego me invitó anticuchos y una Inca Kola. Eso me quedó bien grabado.
¿Cuál es el mejor gol que anotó con Alianza Lima?
He hecho varios, tal vez la gente recuerda más el que le hice casi de media cancha a Ramón Quiroga, que tapaba en Cristal, pero quizá lo que más recuerdo no fue un gol mío sino una jugada y un pase para gol. Un día cuando tenía 18 años, el estadio de Matute estaba lleno y Alianza le ganaba al Atlético Grau en forma ajustada por 1-0 con gol de Teófilo. Faltaban 25 minutos y los piuranos nos tenían entre las cuerdas. Entonces, el entrenador me dijo, ‘César entra’. Me cambié e ingresé. En eso salió un pase desde nuestra área, el balón me llegó a los pies, llegué al mediocampo y puse mi cara de niño bueno cuando el defensa me salió a marcar. Ya había visto salido al arquero, pero los piuranos reclamaron que estaba en off side, pero miré al línea y el árbitro dejó seguir, y cuando el golero salió a achicar, se la puse a un costado, llegué hasta el fondo y saqué el balón al medio donde ingresaba Cubillas y la metió. Más fueron a felicitarme a mí que al ‘Nene. El ‘Cholo’ Castillo también corrió desde el banco a abrazarme (risas).