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Escribe Jorge Estevez
El rostro de EL BOCÓN aparece por primera vez en 1990, pero su alma el 19 de abril de 1992. El dibujante Mario Arrasco creó al "zambo" más famoso del periodismo deportivo inspirado según él- en el ex boxeador Muhammad Ali. En los inicios servía para ilustrar una pequeña columna de datos que se publicaba esporádicamente en el suplemento deportivo Crack, del diario OJO. Con la llegada de este periodista a la jefatura de la sección deportes de OJO, en abril de 1992, y el aporte de jóvenes como Daniel Peredo, Edgar Romero, Carlos Hidalgo, Roberto Farro, Pedro Toledo y José Carlo Swayne, sumados a la experiencia de Ronald del Águila y Ricardo Navarro, EL BOCÓN asumió protagonismo y se convirtió en una columna de una página en la contraportada del suplemento Crack.
Uno recuerda como si fuera ayer, que el primer dato impactante de la columna de EL BOCÓN fue la afanosa galantería del ex delantero argentino de Cristal Ariel Suescún a su compatriota Irma Ferrazi, una voluptuosa actriz que era la sensación en Lima. La repercusión de esas tres líneas fue extraordinaria. Ese día, se hablaba más en el ambiente del fútbol, de los ímpetus de Suescún que del partido de Cristal por la Copa Libertadores.
A partir de ahí, el interés de la gente por leer la columna de EL BOCÓN fue creciendo. Por supuesto, nos acusaron de meternos en la vida privada de los futbolistas. Nosotros siempre respondimos que EL BOCÓN no tiene lectores, tiene hinchas. Y como cada hincha es el jugador que quiso ser y se quedó en el camino, está a la expectativa de saber todo sobre el deportista, cómo se porta, qué actitud toma cotidianamente, qué hace en sus tiempos libres. Estaba claro que cada futbolista era la extensión del hombre que va a los estadios o que mira los partidos por televisión.
EL GRAN CAMBIO
Si bien es cierto, informar sobre las andanzas de los jugadores cuando no estaban en la cancha gustaba mucho a los lectores, en el suplemento Crack decidimos rebelarnos ante ese periodismo de complicidades mutuas con los directivos, entrenadores y futbolistas que ocultaban la crisis y decadencia de nuestro balompié. Fuimos irreverentes y sumamente críticos con el poder, pero además planteamos alternativas.
Por supuesto aparecieron las censuras, la FPF, Universitario, Alianza Lima, entre otras instituciones nos cerraron las puertas. No arrugamos, porque si no hubiera sido como un cirujano que se impresiona ante la sangre. Ya sabíamos que la censura era un analfabeto veto, que sufrieron muchos periodistas que supieron decirle no al poder. Por eso no nos asustaron esos buscavidas que siempre adoraron el palco y coleccionaron derrotas y millones. El veto era sólo un ultimátum de su temor.
También revolucionamos la forma de informar sobre los partidos de fútbol. Le pusimos pasión a nuestras crónicas. Muchas veces la emoción hizo soslayar el análisis del juego y las tácticas cedieron ante las razones del corazón.
Todo ello, más primicias, imaginación, humor, denuncias, buenas fotos y mucho valor. No hablábamos mucho del bien y el mal que generan los protagonistas sino de sus aciertos y desaciertos. Entonces el suplemento Crack fue un boom. De ocho páginas pasamos a 12 o 16 luego de las jornadas futbolísticas. Se elevaron las ventas y todos hablaban de EL BOCÓN. "Un día después de cada partido, los futbolistas nos levantamos pensando qué dirá EL BOCÓNde nosotros", dijo una vez Waldir Sáenz.
El país futbolero nos palmoteó la espalda. Fue confianza e impulso. Hasta que a inicios de 1994, el directivo de Epensa, Luis Agois Banchero, y el director de OJO, Fernando Viaña, decidieron que EL BOCÓNsea un diario y me encomendaron que ese proyecto se concrete pronto. La única indicación de ambos fue que el rostro del "zambo" aparezca en el logo.Lo primero que hice fue reunirme con Billy Cassali para hacer el diseño de la nueva publicación. Lo segundo, reclutar a los mejores jóvenes periodistas deportivos. Todo se hizo en tiempo récord. Uno de los artífices del éxito de EL BOCÓN, Daniel Peredo, se quedaba en OJO junto a Carlos Espinoza (hoy director de El Trome), Fabricio Torres del Águila, Lucho Villanueva, Juan Carlos Esteves, entre otros. A EL BOCÓN llegaban Ernesto Cavagneri, Alan Morales (hoy director de El Popular), Víctor "Pico" Patiño (hoy el columnista más leído del país), Carlos "Cachetada" Solís, Leiter García, Ramiro Velazco, Enrique Rodríguez, Eduardo Gamarra, Miguel Ángel Suero, Dennis Ysla, Marco Díaz, Gisela Cáceres, Walter Hupiú, entre otros. Todos, los de OJO y EL BOCÓN, éramos un solo equipo. Todos éramos veinteañeros que queríamos hacer historia. Luego de la muerte de "Pocho" Rospigliosi, en 1988, el periodismo deportivo se quedó sin alternancia. Los llamados a tomar la posta eran los que generacionalmente estaban cerca de "Pocho" o El Veco,pero eso nunca sucedió. Veinteañeros como Micky Rospigliosi, Alberto Beingolea, el "Negro" Carlos Alberto Navarro, Gonzalo Núñez, entre otros, irrumpieron para ser la nueva voz de la prensa deportiva. Ahí estuvimos nosotros también, EL BOCÓN, compuesto por seres humanos que no pueden dejar de reflejar lo que tienen adentro... PASIÓN.
Y el tiempo pasó. Y EL BOCÓN sigue vigente, sigue líder. Ya son veinte años y hoy es otra época. Los futbolistas se volvieron más profesionales, las entradas se venden en teleticket, los clubes reciben millones de soles por derechos televisivos, los aparatos electrónicos son más cercanos que las personas, el diario se lee en las pantallas y todas las mañanas uno llega a la redacción preguntándose cómo se va a contar la historia que nuestros lectores han escuchado en la radio, han visto por TV y han observado por internet un día antes.
Es evidente, EL BOCÓN se renovó. Los sueños e ilusiones también se renuevan. Hay nuevos muchachos, pero todos tienen ese fuego en el espíritu para trascender y continuar la historia, con el objetivo de que EL BOCÓN sea cada vez más grande.