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La pasión al fútbol es la más fuerte que puede existir en la faz de la tierra. Puede llevarte al mejor de los estados de ánimo si es que el equipo del cual eres hincha gana un fin de semana, como a la misma depresión si sucumbe con una derrota. La pasión es un impulso que nos ata a algún momento, lugar o cosa. En este caso, en la pasión al fútbol nos ata a un equipo. Dentro de países de Sudamérica, el argentino es catalogado como el más pasional y se nota cuando hablan de su selección o del equipo el cual es fanático. Pueden hacer a sus jugadores como los mejores del mundo cuando ganan, o los más malos cuando sufren derrotas.
En la actualidad, el argentino se encuentra con una encrucijada con su selección, por quien profesan la más encarnada de sus pasiones. Dos títulos mundiales aseguran que los avalan para ser más exigentes con los futbolistas que los representan en el combinado albiceleste. Y por eso que hoy, se observa los debates más encarnados previo al duelo ante nuestra selección. Nomás basta observar los programas deportivos, donde hasta se llegan a insultar y mentar la madre en pleno careo entre panelistas.
La pasión por su selección también ha llevado a guardar cierto resentimiento o tirria por algunos jugadores. Hay unos que tienen resistidos a Sergio Agüero, Mauro Icardi, Paulo Dybala y hasta el propio Lionel Messi. Llama la atención más que todo por esa antipatía con el propio jugador del Barcelona, a quien acusan incluso de no estar identificado con Argentina debido a su prematura partida a España. "Un país que critica a Messi está complicado. En la Selección jugó con buenos jugadores pero nunca tuvo un Xavi o Iniesta al lado", dijo hace unos días Pedro Troglio, DT de Universitario y exmundialista con Argentina en 1990. Causa indignación en algunos que, teniendo al mejor jugador del fútbol actual, no sepan valorarlo.
Igual sucede con el resto de jugadores, a quienes los hinchas reclaman que marquen goles con la 'Albiceleste' en el pecho tan igual como en sus respectivos equipos (léase Manchester City, Inter o Juventus). Sucede algo parecido como con Claudio Pizarro y los hinchas nacionales. Los fanáticos pueden hacer héroes y villanos, pero al fin y al cabo, una pasión es una pasión.