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El país aún llora por la pérdida de Paolo Guerrero para los trascendentales duelos de repechaje, pero nuestro seleccionados, con gran calma, están superando el 'duelo' por la amarga noticia de su suspensión. Bien dicen que dicho estado tiene cinco fases: negación, negociación, depresión, ira y aceptación. Justamente en esta última se encuentra los dirigidos por Ricardo Gareca. Es necesario. El objetivo principal sigue siendo ir al Mundial de Rusia 2018, y han tomado consciencia que, aunque no tendrán a su líder, muchos de ellos pueden tomar ese papel y erigirse como la o las figuras representativas que hagan realidad el sueño de más de 31 millones de peruanos.
Es sabido que Guerrero era visto como el caudillo principal de esta selección. Los goles que marcó con el combinado patrio -es el máximo artillero de todos los tiempos- más los títulos individuales que consiguió en los clubes que jugó -donde incluye un Mundial de Clubes con Corinthians- respaldan tal premisa y creó un aurea ganadora y digna a imitar para el resto de los jugadores nacionales. Sin embargo, este duro momento es preciso para que otros tomen la posta, alcen su bandera y tomen el protagonismo que son capaces de hacer.
Más allá de que tenemos jugadores experimentados como Jefferson Farfán o Alberto Rodríguez, que tranquilamente pueden ser los líderes que un equipo siempre necesita, encontramos a jóvenes como Christian Cueva, Edison Flores y Renato Tapia con el currículum suficiente para protagonizar tal papel.
Cueva ha tenido una evolución importante desde que Gareca asumió las riendas de la selección. Cuando nadie daba un centavo por el centrocampista, el DT argentino pulió sus virtudes, le inculcó una mejor actitud y ahora es una pieza vital en su esquema. En Sao Paulo, por ejemplo, también se ha convertido en un jugador importante: pone orden en el mediocampo, es solidario en el juego con el resto de sus compañeros y contagia alegría con su gran técnica y toque al balón.
Similar situación vive Flores en el Aalborg, donde incluso la hinchada corea su nombre cada vez que realiza una jugada de lujo. También Tapia, a quien en la interna del grupo de seleccionados le tienen bastante respeto y es un futbolista correcto, que pone siempre el pecho y gran participación. El país debe dejar de llorar la ausencia de Guerrero. Tenemos jugadores que nos pueden seguir marcando sonrisas en el rostro. Eso es un hecho.