Que no sea un dejavú

Veinte años atrás, cuando Perú logró una histórico triunfo sobre Uruguay en Lima por las eliminatorias a Francia 98, los hinchas saboreaban una clasificación a un Mundial de fútbol y ya daban por hecho que se conseguía en Santiago ante el Chile de Salas y Zamorano. Craso error. Hoy, estamos viviendo por una situación similar, pero esta vez con Argentina como escollo principal para sacar los boletos a Rusia 2018. La atmósfera que rodea en la actualidad a la selección de todos es muy parecida a la que atrapó a aquel equipo. Es como un dejavú que no nos está gustando y que debemos frenar.

Al día siguiente del triunfo sobre los charrúas, todos los programas de la televisión peruana (noticieros, familiares y demás) hablaban de Perú y su casi clasificación a la justa mundialista. Gisela Valcarcel, en su programa de mediodía de aquel entonces, tenía al 'Chorri' Palacios y Germán Carty como invitados especiales, aclamándolos como héroes de una epopeya que no culminó y creando una atmósfera de triunfalismo total, cuando faltaba casi un mes para enfrentar a Chile.

Las portadas del resto de diarios (deportivos y no deportivos) en los dias contiguos, previos al trascendental duelo ante los mapochos, manifestaban que en tierras sureñas íbamos a un ambiente hostil y que nuestros jugadores deberían prepararse para una "guerra". Se respiraba un chauvinismo elevado al cubo que, al final, nos pasó factura y la caída de aquel 12 de octubre fue estrepitosa, que hasta ahora seguimos lamiendo aquella herida.

Estos días hemos visto algo similar tras el triunfo ante Ecuador en Quito: diarios con mote futbolero, programas de farándula presentando a los padres, madres y hasta a la abuelita de nuestros seleccionados, debates de exjugadores de selección en magazines de espectáculos... Todos subiéndose al coche de la rojiblanca, celebrando una clasificación mundialista que aún no se cristaliza.

Hay que guardar la compostura. Guardemos las camisetas para el mismo 5 de octubre, hoy toca estar serenos y respetar el perfil bajo que ha tenido este equipo a lo largo del proceso eliminatorio. No podemos vivir un dejavú nuevamente. No juguemos con nuestro propio sueño. Bajemos los pies a la tierra.