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No estamos acá para fungir de adivinos o matemáticos con dones de pronosticar resultados, pero conviene hacer un balance de las reales posibilidades de la selección peruana con miras a la próxima Copa América. Y es que hablar de la Eliminatoria a Rusia 2018 es todavía algo prematuro.
En principio, es difícil hacer un pronóstico cuando todavía no vemos siquiera el planteamiento inicial de Ricardo Gareca. No conocemos a ciencia cierta la idea de juego que planea sustentar ni el grado de compromiso de los jugadores con el argentino. Pero basta con ver alrededor para sacar ciertas conclusiones.
Perú inicia con Gareca un nuevo proceso, con nuevos elementos y una estrategia que a todas luces será distinta de la que planteó primero Markarián y luego Bengoechea. Por ello, no sería nada desopilante hablar de una selección que arranca de cero, con todas las ventajas y debilidades que esto puede representar.
El resto de selecciones sudamericanas, en cambio, sigue procesos que comenzaron hace muchos años, y que en la mayoría de casos han cosechado buenos resultados. Además de los siempre poderosos Brasil y Argentina, el resto del bloque medio de la región ha crecido en la última década de forma considerable. Colombia, Chile, Uruguay y Ecuador tienen a sus figuras brillando en los mejores equipos del mundo. Pero no es solo eso. Son equipos con ideas de juego concretas, y vienen jugando de la misma forma desde la Eliminatoria pasada, como mínimo.
Por ello, sería cándido pensar que el equipo de Gareca tiene posibilidades reales de ser campeón de América. Ya lo dijo el que será nuestro capitán, Paolo Guerrero, hace unos días: “Hay equipos con más jerarquía y eso tenemos que aceptarlo. Aunque de todas formas debemos ponernos metas altas”.
El amistoso frente a Venezuela no será un examen del que se puedan sacar muchas conclusiones, aunque se podrá ver el nivel de algunos jugadores que hace mucho no visten la blanquirroja, y de paso observar la idea táctica de Gareca, quien parece esperanzado en que la mística y el trabajo terminen por conspirar contra la lógica y la probabilística.