En la última semana de diciembre del año pasado, regresaba a mi casa con el Tren Eléctrico. Durante el trayecto que cruza el Óvalo de Higuereta, en Surco, pude observar las canchas del Club Germania y junto a otros pasajeros en el mismo vagón, distinguimos la figura de Jefferson Farfán, quien practicaba al fútbol junto a otras dos personas. La 'Foquita' disparaba a los arcos del gramado principal y la gente trataba de tomar fotos con sus celulares. "Es un desperdicio que Farfán esté en esa cancha y no en un club profesional, entrenando como debe ser", dijo uno de los testigos. La figura cambió para el delantero: dejó de practicar por su cuenta y ahora es la 'vedette' en el Lokomotiv de Rusia, donde los dirigentes e hinchas se han emocionado con su llegada.
No es para menos. Farfán es un jugador reconocido en el Viejo Continente. Lo que hizo en el PSV Eindhoven y Schalke 04 entre el 2004 al 2015 ha quedado en la retina de muchos. Todos los entrenadores que tuvo e incluso alguno de sus compañeros, como el ícono holandés Phillip Cocu o el legendario delantero hispano Raúl, coincidieron que 'Jefri' es uno de los futbolistas más explosivos, con bastante vértigo y velocidad a la hora de ataque, y con un gran despliegue físico, cualidad típica de un jugador de élite.
Farfán sabía que podía dar más en una liga internacional antes de retonar a nuestro fútbol. Dejó el corazón de lado, descartó por completo una vuelta a su Alianza Lima querido y esperó paciente la mejor oferta. Hoy, el Lokomotiv se ha convertido en su nueva casa y el comando técnico tiene la difícil misión de recuperarlo a nivel físico, ya que lleva más de tres meses sin jugar a nivel profesional. Además, estar lejos de Perú ayudará para apartar las luces farandulescas de su rostro, luego de haber sido protagonista en los medios de espectáculos por sonados romances mediáticos. Eso repercute en su estabilidad emocional y hoy más que nunca debe estar enfocado en su nuevo club.
La ‘Foquita’ tiene una nueva chance de volver a ser el delantero que la selección tanto añora y dejar de ser llamado un “jugador en retiro”.