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“Las artes y en especial la música serán materia escolar obligatoria y promovida por el Estado, así como las ciencias, las humanidades y el idioma extranjero. También el deporte y la educación cívica”. Reparamos en este extracto del discurso que ayer pronunció el flamante presidente de la república, Pedro Pablo Kuczynski, no por ser la más importante, sino porque se trata de la primera ocasión en mucho tiempo en la que un mandatario incluye dentro de sus prioridades de gobierno la música y el deporte.
No podemos saber si a PPK le alcanzará el tiempo para cumplir con esa prioridad, no podemos siquiera tener la certeza de que su compromiso sea real, lo único que nos queda, como en tantas ocasiones, es creer y el presidente goza de ese escenario apoyado en el beneficio que la duda le otorga. Pero es importante destacar este capítulo en su mensaje, más allá de nuestras preferencias políticas, de si votamos o no por él, su intención merece aplauso.
La prioridad de este gobierno parece ser que el nuestro sea un país educado y eso es irreprochable porque la educación nos priva del olvido y no podemos permitirnos olvidar que en algún momento de nuestra reciente historia nacional a alguien se le ocurrió la insultante idea de erradicar la Educación Física de los colegios, una aberración sin precedentes, un insulto a gran escala, una vergüenza nacional. No olvidemos a los responsables de eso, a los asesinos de esa parte nuestra que debemos luchar por recuperar.
Hay mucho por hacer porque un país educado no puede tolerar la corrupción y nuestro fútbol tiene más corrupción que público los estadios desde hace varios años y somos silentes ante eso, ni siquiera ciegos porque lo vemos, pero cerramos la boca.
Basta de talento arrojado a la basura, de deportes amateur que necesitan obtener medallas para recibir atención. Basta de Analí Gómez llorando en cámaras tras recibir los laureles deportivos porque su color no le permite tener auspiciadores. Basta de ese país.
Todo comienzo goza del apacible abrazo de la esperanza y, por ello, este mensaje es recibido con entusiasmo. Esperemos que sea un gobierno que honre su palabra y sea consciente que una toma mando es siempre la oportunidad de dejar de ser el país que somos para convertirnos en el que siempre debimos ser.