El domingo se jugará el partido más importante de la temporada en España, y seguramente el más mediático de todo el mundo en 2015. Barcelona y Real Madrid se enfrentan en un duelo que -más allá de la rivalidad histórica, política y monetaria- terminará por revelar al favorito absoluto para llevarse la Liga española y, de paso, la ansiada Champions League.
La realidad de ambos equipos difiere tanto en el momento futbolístico, como en el ambiente en los vestuarios. Por un lado, el Barza encadena 17 triunfos en los últimos 18 encuentros, mostrando un fútbol total aunque vertical y exhibiendo la que hoy por hoy es -sin ninguna duda- la mejor delantera del mundo: el trinomio Suárez-Neymar-Messi, que fecha tras fecha demuestran que la magia y la efectividad pueden conjugarse de forma asombrosa. Sin dudas, el equipo culé llega al clásico en su mejor momento del año, sin lesiones y con un Messi absolutamente inspirado, sobre todo luego del partido de ayer, cuando brindó un auténtico recital futbolístico ante el Manchester City.
Real Madrid, por su parte, arriba al derby con más dudas que certezas. Sin el lesionado James Rodríguez -que durante el arranque de la temporada demostró su importancia en el once merengue- y lejos del rendimiento que lo convirtió en campeón de Europa y del Mundial de Clubes, el Real busca sacar fuerzas de flaquezas y apunta a que el incombustible Cristiano Ronaldo vuelva a ser el de siempre y apele a su natural rebeldía en momentos clave. Acaso la única buena noticia para Carlo Ancelotti sea el regreso de Luka Modric al once inicial luego de una larga ausencia por lesión. El croata será de la partida el domingo en el New Camp, y sin duda aportará posesión y calidad al mediocampo blanco.
Así las cosas, para nadie es un secreto que el Barcelona tiene todos los boletos para buscar un resultado positivo y sacarle cuatro puntos al real en la lucha por la Liga. Felizmente y el fútbol no es de lógicas ni depende de los antecedentes inmediatos. Felizmente y el fútbol es tan irracional como impredecible, y por ello sería necio el aventurar un pronóstico.
El mundo estará pendiente de este encuentro, en el que 22 de los mejores jugadores del mundo lucharán por la victoria. Y es que esta vez se juegan mucho más que tres puntos. Por un lado, Ancelotti sabe que una derrota terminaría por socavar la confianza que le tienen en el Bernabéu, y los rumores de despido comenzarán a arreciar. Por el otro, nada más catastrófico para Luis Enrique que perder a manos de un Madrid herido, de local, y justo cuando mejor juega el Barza.