En la vida uno debe tomar decisiones que pueden llevarte al éxito o hundirte en el rotundo fracaso. En el caso de un futbolista, eso es fundamental para su carrera deportiva. Muchas veces, hemos sabido de casos de jóvenes que tomaban partido de su futuro, cayendo a veces en el lugar (o club) equivocado. Elegir una opción, en una décima de segundo, puede ser productiva o destructiva. Kevin Quevedo tomó una a principio de año: dejó Universitario de Deportes y ahora está creciendo como él sueña hacerlo en Alianza Lima, el club que lleva en su corazón.
Uno toma siempre una apuesta, un riesgo, a lo largo de nuestras existencias. Se juegan todo en una sola decisión. Kevin puso todas sus fichas en dejar un club grande como la 'U', que sólo le ofreció 36 minutos de juego en la temporada pasada, para recalar en otro grande como los blanquiazules. Hoy, el joven delantero sonríe, se convierte en el mediático de turno gracias a su 'poker' de goles ante Aurich y apunta a ser grande. No nos arriesguemos en llamarlo 'joya', 'ídolo', 'figura', porque recién empieza. Dejémoslo que su corazón siga siendo feliz con lo que mejor sabe hacer.
Quevedo aún está viviendo un sueño. Lo demostró cuando besó la camiseta blanquiazul el día de la presentación oficial del equipo, y ahora lo hizo tras marcar su primer gol. Sus compañeros más experimentados como Aguiar, Ramírez, Butrón lo ayudarán a mantener los pies sobre la tierra, porque el camino para él aún es muy largo, y si quiere seguir esforzándose, debe trabajar arduo, con la misma dedicación que le impone para que su DT Bengoechea lo tome en cuenta. La constancia debe ser su dogma de fe para alcanzar las metas que se ha propuesto en su nueva aventura.
Siempre dicen que en la vida, las decisiones hay que tomarlas con la cabeza. Pero hay sus buenas excepciones. Quevedo es una de ellas. Sino, que lo diga su corazón.