Fue una tarde dramática. Casi más de cinco horas de latidos imparables, corazones a mil por hora que sufrían cómo la redonda caprichosa se hacía de rogar para ingresar al arco rival, o cómo se engreía cuando cientos de almas gritaban un gol con la garganta a punto de explotar. Finalmente, como en las películas, tuvo un descenlace feliz para algunos, pero triste para otros. Cristal y Melgar llegarán a disputarse -por segunda vez consecutiva- el título nacional 2016 y dejan al premio consuelo a Municipal y Universitario, quienes llevan en su pecho tatuado la frase "nunca tan cerca, siempre tan lejos".
Porque tanto ediles como cremas tuvieron, por unos minutos, de estar a un paso de la hazaña, de convertir a sus jugadores en héroes, de hacerle un guiño a la historia y revertirla a su favor. Pero el "casi casi", ese maldito virus que aparece siempre en nuestro fútbol, los mató sin opción a un antídoto. Ambos estuvieron arriba por dos goles -tiempo reglamentario para los de la 'U', y en los penales a favor de 'Muni'-, pero el físico, los nervios y demás anomalías jugaron en su contra. Se conformarán con disputarse un cupo a la próxima Libertadores. Peor es nada.
A Melgar ya se le está haciendo común llegar a las finales. Tiene un equipo compacto, fuerte en todas sus líneas, con un buen trabajo a nivel físico que es de admirar. La rotación que realiza siempre el DT Juan Reynoso le sigue dando frutos y siempre llega entero para los últimos partidos. Ha mantenido un nivel alto en casi todo el 2016 - su único traspié fue en la pasada Copa Libertadores- que le ha bastado para asegurarse un cupo a la gran final.
Cristal, por su parte, fue de menos a más en este año. La experiencia de algunos de sus jugadores como Carlos Lobatón, Diego Penny, Renzo Revoredo junto a la explosión de Aquino, Ramúa y Calcaterra ha sido la mejor amalgama para el entrenador Mariano Soso. Ayer lo demostraron ante Municipal y esperan seguir por ese camino el próximo domingo, cuando se vea las caras con el 'Dominó'. Los corazones volverán a latir a mil por hora. La gloria, para ambos elencos, está a tan sólo un par de pasos.